Era extraño por momentos verlo surcar el campo de juego y gambetear a placer en cada avance. Pero dejaba de serlo cuando un pincelazo de clase, nos despertaba del letargo.
No fue el partido perfecto para el diez, a pesar de haber convertido un penal fantástico y de encausar la mayoría de los ataques con criterio y picardía.
El primer contacto claro con la pelota, se dio a los siete minutos de juego. Orteguita tomó el balón y metió una vaselina para Caballero. Era la primera muestra de su categoría, que se repetiría a lo largo de todo el encuentro.
Con el correr de los minutos se fue afianzando en el campo y enarbolando la bandera de un equipo urgido por las circunstancias. Comandó ataques en varias oportunidades, ganando y perdiendo en igual medida. A sus compañeros les costó interpretar su fútbol veloz.
Ejecutó un solo tiro libre directo al arco y se fue alto. Cuando tuvo que centrar lo hizo correctamente, pero no encontró respuesta en el área.
En la segunda parte creció su figura y fue el receptor de todos los avances. Clarificó el juego y se tornó intratable en el mano a mano. Llegaría su momento culmine.
Se adueñó del balón y de la responsabilidad en el penal, sacando a relucir su temple en el momento más caliente del partido. Su magistral remate inatajable, fue una muestra de clase, estilo y personalidad. Fantástico.
Luego su desempeño decayó en igual medida que el juego y se consumió junto con el tiempo.
La primera presentación de Ortega dejó aristas interesantes y muchas cosas para analizar. Cuando el equipo exprima al máximo las cualidades del diez, Independiente contará con un plus determinante.
que suerte ariel que estes bien alla!
te amamos los hinchas de river!